Rafael Tormo i Cuenca (1963, Beneixida/l’Alcúdia. Vall Farta/Ribera Alta. País Valencià)
Vive —y sobrevive— como productor cultural, editor, artista y comisario. Autodidacta, se forma en pleno contexto de resistencia de los años setenta, donde el hiperrealismo, el punk, el speed, el LSD, los cómics, los ovnis, la multidisciplinariedad, el independentismo y una persistente vocación de contradicción configuran su contra-geografía vital. Ni escuela ni carrera: práctica directa, lectura convulsiva, cultura popular y arrebato.
De una idea a la palabra hay un trayecto incierto. Entre pensamientos y obras, el camino está marcado por la frialdad de la materia y el choque con un mundo imperturbable. Esta tensión es inherente al ser humano: al intentar dar forma a lo intangible, nos enfrentamos a la paradoja de habitar el lenguaje y la acción, ambos siempre incompletos. El arte, como espacio de resistencia, amplifica esta paradoja. Rafael Tormo i Cuenca define su práctica como un campo lleno de incertidumbres, donde las contradicciones abren caminos.
En los años ochenta empieza a generar fricciones dentro del mundo del arte institucional. En ARCO (1983) realiza apropiaciones de galerías retransmitidas en directo desde La Barraca en Radio 3. Luego vendrían incursiones en la danza contemporánea (1996), acciones teatrales (Festival Internacional de Teatro de Sueca), exposiciones en museos internacionales, y la beca Pépinières Européennes pour Jeunes Artistes de la Comisión Europea. Participa en redes como Infraestructures Emergents y Arquitectures Col·lectives.
Habitar la paradoja es asumir que el tiempo no es lineal, sino multidireccional, y que los recorridos entre tiempos y espacios generan nuevas conexiones. En su obra, el espectador no es pasivo, sino un participante activo en la reconfiguración de significados y narrativas. Su trabajo transita entre el pueblo y el mundo, entre el arte y la vida, entre el gesto mínimo y la ruptura simbólica. Desconfía de la institucionalización de la disidencia y apuesta por la activación colectiva como forma de existencia crítica.
Su práctica artística se ha centrado en la activación de procesos comunitarios, participativos y colaborativos en torno a lo que señalamos como memoria, olvido, fiesta, lo político de las prácticas y la intervención en el espacio público. Ha coordinado proyectos que ya han desaparecido, como Ànimes de Cànter (1997–1999), un colectivo nómada de crítica cultural, o BANUSAÏDI, las Becas contra la Amnesia Colectiva (1999–2009), desde donde ha co-coordinado propuestas de memoria local e intervenciones artísticas.
Ha estado presente en talleres y conferencias en espacios institucionales, alternativos y periféricos. Con el proyecto PERIFERIES en la NAU de la Universitat de València ha impulsado encuentros para la reflexión y la acción. Ha desarrollado acciones desde la mediación educativa con LaBalsa13 y con Gloria&Robert desde el cuerpo, y ha codirigido el festival de acción poética en Terres de l’Ebre, BOUESIA, comisariando también la exposición de su décimo aniversario.
Es editor del proyecto editorial Això és com Tot, dedicado a la cultura popular postcontemporánea. Proyectos como LaBalsa13, Perifèries, Gloria&Robert o Això és com Tot reflejan un compromiso con la colectividad, el cuerpo y el espacio público. En ellos se exploran constantes como la cultura popular, la resistencia y el juego. Desde lo festivo hasta lo crítico, sus propuestas generan un ecosistema social donde la fiesta, el juego y la improvisación son herramientas para cuestionar las estructuras dominantes.
Implosió Impugnada (IP) es una plataforma donde convergen acciones artísticas que cuestionan los límites de lo que llamamos común y su representación. IP17: Ceci n’est pas une place libera espacios y tránsitos sometidos, como en el barrio del Cabanyal. En IP15B, desarrollada en el Manual de emergencia para prácticas escénicas, se confrontan los nuevos paradigmas de lo real en territorios olvidados, mientras que IP9 recoge experiencias de resistencia como la lucha de Salvem Catarroja por preservar su huerta.
La cultura popular como fiesta está presente en IP25: Menjar a Carles Hac Mor, un ritual performativo donde lo humano se convierte en cosa y viceversa, cuestionando la representación y las memorias identitarias. En IP21: Èxode Ultralocal, una carroza festiva se transforma en un espacio de resistencia crítica, confrontando las dinámicas del poder y la exaltación local.
Ha formado parte de los colectivos Ànimes de Cànter, Banusaïdi, Topografies Perifèriques, Habitàre y AVAN. Actualmente dirige AVAN – Espais Rurals d’Investigació Contemporània, un proyecto junto con la Universitat Jaume I de Castelló donde se desarrollan prácticas contra-geográficas, simbiosis entre especies, pedagogías del territorio y relaciones desjerarquizadas con el conocimiento local y de los márgenes que no son marginales. También es director de HABITARE, Centre d’Investigació i Interpretació sobre les formes d’habitar contemporani. Ha sido coordinador general de AVVAC durante ocho años y actualmente coordina un proyecto ERASMUS entre Portugal, Italia y Beneixida.
Su enfoque se define por la interdisciplinariedad y la indisciplinariedad. “Intento no acercarme al arte solo como un espacio liberador y residual para poder entrar y salir del espectáculo”, dice. ¿Su horizonte? Aquello que, pese a todo, todavía es vida, es perplejidad.